Por Santiago Ernesto Müller
Detuvo su andar el río,
dice que teme a la mar.
No quieren sus aguas dulces
amargo sabor a sal.
Allí le espera la muerte
él quiere la eternidad.
No tiene dioses el agua,
ella es agua y nada más.
Políticos
Déjenme serles sincero
que duele la realidad.
Es un cuento la igualdad
para el que siempre anda en cuero.
Si algo muestra el dinero,
es del hombre su miseria.
Gobernar es cosa seria
no un juego de juventud
que exige mucha virtud
y el saber de la materia.
Hay preguntas sin respuestas
como arenas del desierto.
Heridas causa lo incierto
y algunas sombras funestas.
Cuando son muchas las restas
la esperanza pierde el vuelo.
Vagar sin hallar consuelo
por una cuesta vacía
no es solo la suerte mía,
hay demasiados en duelo.